El Tercer Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional se llevó acabo del 4 al 8 de julio de 1985 en la Ciudad de México. Fue organizado por el Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional con la colaboración del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
Las autoridades del congreso fueron las siguientes: Jorge Madrazo (Presidente); Héctor Fix-Zamudio, Diego Valadés, Jorge Vanossi, José Afonso da Silva, Carlos Restrepo y Jorge Mario García Laguardia (Vicepresidentes); Jesús Orozco (Secretario).
La agenda del tercer congreso fue la siguiente:
El discurso inaugural, a cargo de Jorge Madrazo, recordó que habían pasado cinco años desde el anterior Congreso, cinco años difíciles, de avances y retrocesos, de victorias y derrotas, de amargos e intensos momentos para el constitucionalismo iberoamericano.
Madrazo enfatizó la determinación de continuar impulsando los estudios constitucionales al ubicarse en la zona más sensible de las crisis nacionales. El constitucionalismo iberoamericano de aquellos últimos cinco años parecía ser una obra refinada con la técnica del claroscuro. Luces y sombras dibujaban un panorama incierto. Los logros que se habían alcanzado resultaban indiscutibles: en varios de los países concluyeron largas dictaduras militares que habían pisoteado los más elementales derechos del hombre. Nuevas constituciones, particularmente en Centroamérica, prometieron otros estilos de vida; muchos ciudadanos de la región habían vuelto a las urnas y electo a sus legítimos representantes. Junto a tan significativos progresos aparecieron la guerrilla, la contrarrevolución, los derrocamientos, los golpes de estado, los conflictos internacionales, las crisis parlamentarias y ministeriales, los estados de sitio y de excepción, los atentados a la soberanía de varios pueblos, al tiempo que se entorpecieron los esfuerzos de solidaridad regional.
La crisis económica dominaba el panorama Iberoamericano; la deuda externa asfixiaba y paralizaba nuestro desarrollo y crecimiento. La distribución de la riqueza se tornaba aún más insultante y sectores ampliados de nuestras comunidades se alejaban de los beneficios de la modernidad y la cultura. Se vivía una Iberoamérica problematizada; envuelta en su drama histórico que amenazaba en prolongarse, marcada con el sello de la crisis.
Los nuevos retos del derecho constitucional se presentaban frente a los ojos de los constitucionalistas, quienes se veían compelidos a ofrecer respuestas y soluciones a los problemas de una realidad cada vez más heterogénea y conflictual.
Se necesitaba un derecho constitucional que extendiera su enfoque y ampliara su campo de estudio, que fuera capaz de producir el cambio multidimensional que demandaba Iberoamérica, que contendiera con el subdesarrollo, con las economías disminuidas, con la marginalidad; que identificara riesgos y enemigos comunes y profundizara la solidaridad de los pueblos.
Madrazo recordó que el derecho constitucional, para quien se muere en la miseria, para quien padece hambre, para el analfabeta, debe también tener una respuesta ágil y eficiente. Aclaró, asimismo, que cuando se consiga este propósito, sólo entonces, legítimamente podremos recrearnos en la belleza estructural de las instituciones políticas.
Por otra parte, destaco el indisensable papel del Estado para un desarrollo integral de los países iberoamericanos y para su actuación independiente en un orden mundial a transformar en sentido superador, cabía reconocer que el Estado sufre de vacíos, fallas y limitaciones que reducen sus capacidades para jugar el papel histórico que le corresponde. De manera tal, que la reforma del Estado se perfiló como una preocupación básica de los constitucionalistas iberoamericanos.
Los Ponentes fueron: Eduardo Andrade, Francisco José de Andrea, Aurora Arnaiz Amigo, Agustín Basave Fernández del Valle, José Dávalos, José Afonso da Silva, Luis Díaz Müller, Ulrick Lorenzo Figueroa M., Miguel Galindo Camacho, Jorge Mario García Laguardia, Gerardo Gil Valdivia, Héctor González Uribe, Héctor Gros Espiell, Marcos Kaplan, José Luis López Chavarría, Carlos Santiago Nino, Héctor R. Olea, Humberto Quiroga Lavié , Humberto E. Ricord, Ricardo de los Ríos García, Bárbara Rodríguez Assman, Luis Carlos Sáchica, Enrique Sánchez Bringas, José Luis Soberanes Fernández, Diego Valadés y Luis Verdesoto Salgado.
Los Ponentes fueron: Manuel Barquín, Humberto Briceño Sierra, Héctor Fix-Zamudio, Eulalio G. Guerra, Rubén Hernández Valle, Federico Quintana Aceves, César Quintero, Humberto Quiroga Lavié, Flavino Ríos Alvarado, Enrique A. Salazar y Enrique Serna Elizondo.
Los Ponentes fueron: Enrique Arrieta, Elisur Arteaga Nava, José Ramón Cossío Díaz, María Elena Demaría Massey de Ferré, Domingo García Belaunde, Manuel González Oropeza, Abel Hernández, Humberto J. La Roche, Jorge Madrazo, José de Jesús Orozco Henríquez, Humberto Quiroga Lavié , Carlos Restrepo Piedrahita, Laura Trigueros y Jorge Reinaldo Vanossi.
Esta Mesa presentó una síntesis de todas las ponencias discutidas en la misma. En esta ocasión sólo recogemos dos, como homenaje a dos grandes personajes ya fallecidos.
Democracia y Constitución, su despliegue y sus avatares y vicisitudes en la historia latinoamericana, son fenómenos a examinar en el marco de una misma constelación problemática. Es la constituida por el Estado y sus interrelaciones con la sociedad civil, con la sociedad política (partidos, sistemas electorales, otras formas de participación sociopolítica), con el modo de inserción en el sistema internacional, con el camino-estilo de desarrollo que se aplicó o que se intenta aplicar en determinadas fases de la evolución nacional.
Como aparato / institución / grupo, el Estado se vuelve cada vez más heterogéneo y contradictorio; se define, se dice y obra en gran medida a ciegas y por el ensayo y el error. En sus políticas y actividades, las soluciones insuficientes, los resultados ambiguos, los fracasos y crisis, se suceden y entrelazan, reforzando en segundo grado las causas de las restricciones y frustraciones para su intervensionismo y su autonomización.
El Estado democrático de derecho se identifica así con una recuperación y trascendencia del Estado de derecho clásico, por una universalización y efectivización de sus principios que presuponen las transformaciones interrelacionadas de la sociedad, del Estado y del régimen jurídico. Democratización y emancipación políticas son condiciones necesarias pero no suficientes para la democracia plena y la emancipación humana.
El Derecho Constitucional debe recoger las conclusiones de la filosofía política acerca de cuál es la justificación de las principales instituciones sociales, cuáles son sus objetivos legítimos y cuáles son los límites morales que no pueden ser franqueados al perseguir tales objetivos. También el Derecho Constitucional debe tomar en cuenta las descripciones e hipótesis explicatorias de la ciencia política en cuanto a la funcionalidad o disfuncionalidad de diferentes instituciones respecto de su justificación y sus objetivos.
Como las tendencias generales presentadas a lo largo del Congreso en la mesa II, pueden ser señaladas las siguientes:
Una vez expuestas y discutidas las ponencias, se obtuvo de las mismas consenso en los siguientes términos:
El Tercer Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, reunido en la Ciudad de México, expresa unánimemente su sentimiento de protesta por el acto de terrorismo anárquico, gravemente atentatorio contra las instituciones constitucionales, de que han sido víctimas numerosos magistrados de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado del hermano pueblo de Colombia -algunos de ellos profesores de la Universidad del Externado-, y reafirma su solidaridad con dicho pueblo y su fe en los principios del Estado de derecho, fundamentos esenciales de la democracia y de la libertad de los pueblos de Iberoamérica.